Entre apagones, miseria y fugas masivas, Cuba enfrenta el colapso total del sistema.
- darianqva
- 6 oct 2024
- 11 Min. de lectura

Desde mi perspectiva, como persona nacida en Cuba, he sido testigo de la destrucción paulatina de un país que alguna vez fue próspero. Recuerdo de anéctotas de mis abuelos que me describían la Cuba de antes de 1959, una nación con una economía vibrante, industrias funcionando, y donde la electricidad, como otras infraestructuras, era fiable. Me mencionaban que teníamos problemas, pero el país avanzaba. El golpe devastador llegó con la toma del poder por Fidel Castro, y con él, la imposición de un sistema comunista que, desde el principio, se mostró incapaz de sostener la prosperidad que una vez tuvieron los cubanos.
Hoy en día, los apagones constantes de electricidad son un síntoma claro de la decadencia total de un sistema que nunca ha funcionado. Cuando veo que el pueblo cubano pasa horas sin luz, sin ventilación en el sofocante calor tropical, sin electricidad para refrigerar alimentos o medicinas, se me hace evidente lo que nosotros, los que fuimos perseguidos por nuestras ideas, sabíamos desde el principio: el comunismo es inviable.
El deterioro comenzó desde el mismo triunfo revolucionario. En los años 60 y 70, mientras muchos sufrían persecución y cárcel por atreverse a expresar sus ideas, la economía cubana, en su esencia, ya estaba siendo desmontada. Las expropiaciones de empresas privadas, la colectivización forzosa, y la centralización de la economía destruyeron la capacidad productiva del país. Industrias enteras, como la azucarera, que había sido una de las principales exportadoras del mundo, comenzaron a colapsar. Lo mismo ocurrió con el sector eléctrico. En todo momento el gobierno siempre culpaba al "bloqueo" o a otros factores externos, pero la verdad es que, desde dentro, la corrupción y la incompetencia política son las verdaderas causas de este declive.
Los Primeros Años: Promesas Vacías y Expropiaciones
Cuando Fidel Castro y sus seguidores llegaron al poder en 1959, la propaganda del régimen prometió una Cuba más justa, libre de corrupción y de la influencia de las élites capitalistas. Pero lo que en realidad hicieron fue desmantelar la economía cubana pieza por pieza. Las primeras expropiaciones de tierras, empresas y propiedades privadas fueron presentadas como medidas "revolucionarias", pero lo que realmente causaron fue un colapso total del sector privado. Esto afectó directamente a la infraestructura del país, incluyendo la red eléctrica.
Antes de 1959, Cuba tenía uno de los sistemas eléctricos más avanzados de América Latina. Contábamos con empresas que gestionaban la energía de manera eficiente, y la electricidad llegaba a la mayor parte del país, especialmente en las zonas urbanas. Pero cuando el régimen tomó el control, todo cambió. Nacionalizaron la industria energética, y con ello, comenzaron décadas de mala gestión. La electricidad se convirtió en otro brazo del aparato estatal, gestionado por burócratas sin experiencia, lo que abrió la puerta a la corrupción y al despilfarro de recursos.
El Declive Acelerado: Falta de Inversión y Mantenimiento
Para finales de los años 60 y durante los 70, el sistema eléctrico ya mostraba señales de colapso. La falta de inversión en nuevas tecnologías y la incapacidad del gobierno para mantener las plantas eléctricas llevaron a que el servicio fuera cada vez más inestable. Durante esos años, muchos cubanos fueron detenidos y procesados por oponerse abiertamente al régimen, el pueblo cubano comenzaba a experimentar apagones ocasionales. Pero lo peor estaba por venir.
El gobierno cubano siempre ha intentado justificar el fracaso de su sistema echando la culpa al embargo estadounidense. Sin embargo, es importante entender que la verdadera causa de estos apagones es la negligencia interna. La infraestructura eléctrica ha sido completamente descuidada durante décadas. Mientras otros países en la región han avanzado en el desarrollo de energías más limpias y eficientes, Cuba sigue dependiendo de plantas termoeléctricas obsoletas que usan petróleo de baja calidad, lo que genera constantes averías y apagones.
Los 90: El Período Especial y el Colapso Total
Cuando la Unión Soviética colapsó en 1991, Cuba perdió su principal fuente de subsidios. Esto fue un golpe devastador para la economía cubana, y el sistema eléctrico no fue la excepción. Durante el llamado "Período Especial", los apagones se convirtieron en una parte cotidiana de la vida en la isla. En algunas regiones, el pueblo pasaba hasta 12 o 16 horas diarias sin electricidad. La falta de combustible y de repuestos para las plantas eléctricas era evidente, pero la raíz del problema siempre fue la misma: la incapacidad del régimen para generar recursos propios y gestionar eficientemente el país.
Recuerdo cómo en esos años la escasez era tan grave que la gente no solo se quedaba sin electricidad, sino también sin alimentos, medicinas, y otros bienes esenciales. El pueblo cubano se vio obligado a sobrevivir con lo poco que podía conseguir, mientras el gobierno se mantenía inmóvil, incapaz de ofrecer soluciones reales. Los apagones, entonces como ahora, simbolizaban el fracaso de todo un sistema político.

Apagones Hoy: Señal de un Colapso Definitivo
En la actualidad, la situación es aún peor. Los apagones son cada vez más frecuentes y prolongados. El régimen sigue culpando a factores externos, como huracanes o "el bloqueo", pero la realidad es que el sistema eléctrico está al borde del colapso total. Las plantas eléctricas están desmoronándose por la falta de mantenimiento, y no hay inversión ni en nuevas infraestructuras ni en energías renovables.
Lo más trágico es que los apagones actuales no solo afectan la vida diaria del pueblo cubano en lo más básico —como encender una luz o refrigerar alimentos—, sino que también están paralizando lo poco que queda de la economía. Sin electricidad, las fábricas no pueden operar, los hospitales no pueden ofrecer servicios adecuados, y los alimentos se echan a perder en los refrigeradores apagados. Todo esto ha traído consigo una necesidad extrema entre la familias cubanas, abandonados por un estado que no es capaz de generar las vías para un desarrollo de la economía, sino que obstaculiza en cada momento cualquier vía para que los cubanos salgan adelante por sus propios medios, quieren a un pueblo pobre, dependiente de ellos y fiel. El aumento de la miseria ha incrementado los niveles de delincuencia en el país, así como la huida de gran parte de la población cubana al exterior, preferentemente jóvenes cubanos que no ven futuro en su propio país.

Los cubanos viven en un estado constante de incertidumbre, sin saber si tendrán electricidad o no. Los apagones de hoy en día no son más que la culminación de décadas de mala gestión y de un sistema obsoleto que no puede sostenerse. A medida que la economía se deterioraba, la infraestructura eléctrica se fue abandonando. No hay inversión, no hay mantenimiento, y lo poco que queda sigue siendo administrado por un Estado que nunca ha sido eficiente. El pueblo cubano sufre porque la dictadura sigue intentando sostener un sistema que está muerto desde hace décadas. Los apagones son un reflejo directo de esta descomposición: el país, en todos los aspectos, se está quedando en la oscuridad, igual que su gente.
Ver cómo un país que en su pasado tenía esperanzas, energías, y un futuro próspero ha sido reducido a un estado de miseria crónica, es muy doloroso. Cada vez que escucho de un apagón, sé que no es solo la falta de electricidad lo que está en juego, sino el resultado de un colapso total. Los que fueron prisioneros políticos en los años 70 y 80 que levantaron sus voces contra este régimen, lo advirtieron. Pero lo que está ocurriendo hoy es la prueba irrefutable de que el comunismo, lejos de traer justicia o igualdad, solo ha traído pobreza, sufrimiento y el colapso absoluto de nuestra patria. Cada vez más se les acaban las escusas a los altos funcionarios que usa el sistema para implantar su régimen de terror, cada vez más son los cubanos que abren los ojos cansados de esas promesas vacías que nunca vemos llegar mientras los altos dirigentes que administran el país se dan vidas de lujos y no pasan las mismas penumbras que el pueblo cubano.

El colapso definitivo:
El colapso del sistema comunista en Cuba tiene paralelismos claros con otros regímenes comunistas que también colapsaron a lo largo de la historia, dejando a sus países sumidos en décadas de dificultades económicas, sociales y políticas. La experiencia de naciones como la Unión Soviética, los países del bloque del Este en Europa (como Alemania Oriental, Polonia y Rumanía), y más recientemente Venezuela, ofrece un marco de comparación que nos permite entender cómo los sistemas comunistas suelen seguir un patrón de deterioro similar.
1. Unión Soviética: La Desintegración de un Gigante
La Unión Soviética es el ejemplo más icónico de un colapso comunista. Al igual que en Cuba, en sus primeros años, el gobierno soviético prometió igualdad, progreso económico y justicia social. Sin embargo, la realidad fue muy distinta. Al nacionalizar las industrias y someter toda la economía a la planificación central, el régimen soviético destruyó el dinamismo económico que existía antes de la Revolución de 1917.
Semejanzas con Cuba:
Estancamiento económico: En los años previos a su colapso, la Unión Soviética sufrió un estancamiento económico similar al de Cuba. La falta de incentivos en un sistema de planificación centralizado llevó a una baja productividad, lo que resultó en escasez de bienes básicos, ineficiencia en las infraestructuras, y problemas crónicos con la energía, que se manifestaban en apagones, como ocurre en Cuba hoy en día.
Corrupción generalizada: Tanto en Cuba como en la Unión Soviética, la corrupción endémica del aparato estatal fue un factor clave en su colapso. Los altos cargos se enriquecieron a expensas del pueblo, mientras que los servicios básicos se deterioraban.
Represión política: En ambos países, aquellos que se opusieron al régimen fueron silenciados o encarcelados. La represión política se usó como una herramienta para mantener el control mientras la economía se desmoronaba.
Consecuencias tras el colapso:
"Años perdidos" y dificultades de recuperación: Tras la caída de la Unión Soviética en 1991, los países que formaban parte de este bloque, incluyendo Rusia, enfrentaron una década de caos económico conocido como "los años 90". La transición hacia el capitalismo fue dolorosa, con crisis económicas masivas, hiperinflación y empobrecimiento general. Los sistemas políticos y económicos que quedaron atrás fueron ineficientes y corruptos, y las naciones que salieron del comunismo tardaron años, e incluso décadas, en recuperarse. En ese sentido, Cuba, si llega a colapsar su régimen, también podría enfrentar una larga recuperación similar, especialmente dada su dependencia de subsidios extranjeros.
2. Alemania Oriental: El Milagro Económico que Nunca Fue
La República Democrática Alemana (RDA), o Alemania Oriental, es otro ejemplo significativo de un país sometido a un régimen comunista que colapsó bajo su propia ineficiencia. A pesar de los intentos del régimen de Berlín Oriental por industrializar el país, la RDA dependía fuertemente de la ayuda soviética y sufría apagones y escasez generalizada de bienes de consumo.
Semejanzas con Cuba:
Dependencia de subsidios externos: Al igual que Cuba ha dependido de subsidios de la Unión Soviética y más tarde de Venezuela, la RDA sobrevivía gracias al apoyo económico del bloque soviético. Cuando este apoyo comenzó a disminuir, tanto Alemania Oriental como Cuba se enfrentaron a crisis económicas aún más graves.
Infraestructura en deterioro: En la RDA, como en Cuba hoy, la infraestructura —particularmente la red eléctrica y de transporte— estaba obsoleta y en mal estado debido a la falta de inversión y mantenimiento. Después de la reunificación alemana en 1990, los ciudadanos de Alemania Oriental vivieron de primera mano el abismo que existía entre las dos economías. La infraestructura en el Este era tan deficiente que Alemania Occidental tuvo que destinar grandes sumas para reconstruir lo que el comunismo había dejado en ruinas.
Consecuencias tras el colapso:
Décadas de recuperación: Incluso después de la reunificación, Alemania Oriental enfrentó una recuperación lenta y dolorosa. Las desigualdades económicas entre el Este y el Oeste todavía persisten en cierta medida, y los "años perdidos" bajo el comunismo dejaron una marca profunda en la estructura social y económica de la región. Cuba, si transita hacia un modelo económico diferente, probablemente tendrá que enfrentar una lucha similar para reconstruir su economía e infraestructura, tras décadas de estancamiento y mala gestión.
3. Rumanía: De la Represión al Abandono
Rumanía bajo Nicolae Ceaușescu fue otro ejemplo de un régimen comunista represivo que llevó al colapso económico del país. Al igual que en Cuba, las infraestructuras clave, incluida la red eléctrica, comenzaron a fallar debido a la falta de mantenimiento, la corrupción y la mala gestión.
Semejanzas con Cuba:
Deterioro del sistema energético: Durante los últimos años del régimen de Ceaușescu, Rumanía experimentó graves problemas energéticos. Los apagones eran comunes, y los ciudadanos debían soportar inviernos sin calefacción ni electricidad, similar a los apagones que sufren los cubanos hoy en día.
Economía centralizada y desmoronamiento: Al igual que en Cuba, la economía de Rumanía estaba completamente centralizada, lo que resultó en una gestión desastrosa. La producción industrial y agrícola cayó en picada, y el país entró en una espiral de deuda externa, lo que agravó aún más la situación.
Consecuencias tras el colapso:
Transición dolorosa: La caída del régimen de Ceaușescu en 1989 trajo consigo una transición traumática para el país. A pesar de haber salido del comunismo, Rumanía pasó por años de pobreza, corrupción y falta de inversiones. Hoy en día, aunque ha logrado avances significativos, sigue lidiando con los "años perdidos" bajo el comunismo. Este es un destino que Cuba podría enfrentar si su régimen colapsa de manera similar, con años de estancamiento que dificulten la recuperación.
4. Venezuela: El Colapso de un Sistema Socialista
Venezuela, aunque no es un régimen comunista en el sentido clásico, ha seguido un camino similar bajo el liderazgo de Hugo Chávez y su sucesor, Nicolás Maduro, implementando políticas socialistas que han llevado al colapso de su economía y de su infraestructura, incluyendo el sistema eléctrico.
Semejanzas con Cuba:
Apagones constantes: Al igual que Cuba, Venezuela ha experimentado apagones masivos en los últimos años, dejando a millones de personas sin electricidad durante días. Estos apagones son el resultado de una mala gestión, corrupción y falta de inversión en el sector energético, todos problemas que también afectan a Cuba.
Deterioro de la infraestructura: Tanto Cuba como Venezuela muestran cómo los sistemas socialistas no han podido mantener infraestructuras básicas, como la electricidad, agua potable y el transporte. La falta de mantenimiento ha llevado al colapso casi total de estos servicios.
Consecuencias tras el colapso:
Recuperación incierta: A medida que Venezuela sigue sufriendo una profunda crisis económica, la perspectiva de una recuperación rápida parece cada vez más lejana. Al igual que en Cuba, el colapso del sistema ha dejado cicatrices profundas en la sociedad venezolana. Si el régimen cubano cae, el país también podría enfrentar una transición larga y dolorosa, similar a la experiencia venezolana, con años perdidos que se necesitarán para reconstruir lo que el comunismo ha destruido.
Conclusión
Los apagones y el colapso de la infraestructura en Cuba son síntomas de un patrón de deterioro que se ha visto en todos los regímenes comunistas que han colapsado anteriormente. La falta de eficiencia económica, la centralización del poder, la corrupción y la represión política llevan inevitablemente a la destrucción de la infraestructura y la economía, dejando a los países atrapados en décadas de pobreza y dificultades tras la caída de estos regímenes. Los "años perdidos" que vemos en los casos de la Unión Soviética, Alemania Oriental, Rumanía y Venezuela deberían servir como advertencia de lo que le espera a Cuba cuando inevitablemente su sistema colapse, si no se toman medidas para una transición ordenada y sostenible.
Un Sistema Fallido
Lo que estamos viendo en Cuba hoy en día con los apagones es el reflejo de décadas de mala gestión, corrupción y un sistema político y económico inviable. Los apagones no son simples fallos técnicos; son el síntoma más visible de un régimen que se niega a aceptar su fracaso. El pueblo cubano, que alguna vez vivió en un país próspero y con esperanza de un futuro mejor, ha sido condenado a vivir en la oscuridad, literal y figurativamente. La situación es insostenible, y cada apagón es un recordatorio de que el sistema comunista que tanto ha oprimido a Cuba está al borde de su colapso definitivo.
Los apagones y el colapso de la infraestructura en Cuba son síntomas de un patrón de deterioro que se ha visto en todos los regímenes comunistas que han colapsado anteriormente. La falta de eficiencia económica, la centralización del poder, la corrupción y la represión política llevan inevitablemente a la destrucción de la infraestructura y la economía, dejando a los países atrapados en décadas de pobreza y dificultades tras la caída de estos regímenes. Los "años perdidos" que vemos en los casos de la Unión Soviética, Alemania Oriental, Rumanía y Venezuela deberían servir como advertencia de lo que le espera a Cuba cuando inevitablemente su sistema colapse, si no se toman medidas para una transición ordenada y sostenible.
Comments