Venezuela cercada: ¿solidaridad internacional o tablero geopolítico?

Buques de Guerra de la US Navy

Venezuela sigue atrapada entre el hambre, el miedo y la indiferencia del poder. Mientras Nicolás Maduro se aferra al control como un caudillo moderno —blindado por la represión, el clientelismo y el silencio forzado— el pueblo sobrevive entre apagones, hospitales sin insumos y salarios que no alcanzan ni para un kilo de harina. Millones han cruzado las fronteras a pie, convertidos en refugiados por un régimen que prefiere perder población antes que ceder poder.

En medio de esta tragedia humana, aparece un nuevo movimiento en el tablero internacional: la administración de Donald Trump desplegó buques de guerra en aguas del Caribe bajo el argumento de combatir el narcotráfico. Oficialmente, es una “operación antinarcóticos”. Extraoficialmente, todos entendemos que esos barcos no están ahí solo para vigilar lanchas con droga.

¿Es realmente un gesto solidario hacia los venezolanos? ¿O un movimiento estratégico con múltiples capas?

¿Qué hay detrás del cerco militar?

1. Presión geopolítica directa contra Maduro, sí, pero también contra sus aliados: Rusia, China, Cuba e Irán. Venezuela es hoy un enclave de potencias rivales a escasos kilómetros de Estados Unidos.

2. Control de rutas energéticas. El petróleo venezolano sigue siendo un recurso estratégico, y aunque la industria está destruida, el subsuelo sigue ahí. Washington no está dispuesto a que Pekín o Moscú sean los primeros en volver a explotarlo cuando esto colapse.

3. Mensaje electoral interno en EE.UU.: postureo de fuerza frente a “dictaduras socialistas” vende bien en Florida.

Libertad para Venezuela

Al final, para Maduro el cerco naval es útil: le permite victimizarse y vender su propaganda de “resistencia antiimperialista”. Para Trump, es una pieza más en un juego regional de influencia. Y en medio de esa partida de titanes… sigue el venezolano raso, en las colas del gas, comiendo una vez al día, o esperando un milagro en forma de cambio político.

El mundo rodea a Venezuela, sí. Pero aún nadie ha logrado liberarla.